El 6 de septiembre de 2018 fue el día en que nos cortaron la vista. No fue una mera “operación de seguridad”: fue una orden de silencio sobre lo que los telescopios estaban viendo. Sellaron puertas, apagaron cámaras, intimidaron testigos y ofrecieron una explicación burda para que la gente se durmiera. Mientras tanto, hay cientos —no decenas— de fotografías y videos subidos por aficionados, técnicos y astrónomos no alineados que muestran lo mismo: sombras, discos y estructuras imposibles junto al Sol. ¿Y quién decide qué nos cuentan? ¿Quién decide qué imágenes se publican y cuáles desaparecen de los servidores? El aparato del Estado. Punto.
https://youtu.be/Y6Phutz4t_w?si=sxMjWY6Nn1E6eY3-
EVIDENCIA EN CADENA: NO ES UN CASO AISLADO
Hay miles de tomas: fotos de aficionados, secuencias de video, capturas de telescopios caseros, imágenes de cámaras solares amateur, y, en varios casos, streamings que fueron borrados o bloqueados en cuestión de horas. No son “manchas” aisladas; son patrones repetidos:
Discos translúcidos que aparecen y desaparecen junto a la cromósfera.
Objetos con bordes más oscuros que el plasma, manteniendo coherencia entre fotogramas.
Formas que parecen estructuradas —no manchas aleatorias— y que se sincronizan con picos de actividad solar. Si te dan la versión cómoda —artefacto, coma de sensor, fake— es porque eso les conviene. Pero la acumulación de cientos de registros independientes ya no se puede barrer con un titular oficial.
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CRONOLOGÍA RÁPIDA (LA VERSIÓN QUE NOS OCULTAN)
Días previos al 6/9/2018: observatorios (incluidos amateurs) registran actividad inusual en las proximidades del Sol.
6/9/2018: operativo del FBI en Sunspot. Evacuación inmediata. Archivos y equipos controlados. Personal obligado al silencio.
Horas/días siguientes: subida masiva de imágenes por aficionados; muchos livestreams caen o son borrados; algunos videos virales son geo-bloqueados.
Semanas después: la prensa recibe la versión oficial, rápida y sucinta —“asunto administrativo”/“investigación no relacionada”— y la narrativa pública cambia de “miren” a “olviden”.
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¿POR QUÉ SILENCIAR SI NO HAY NADA?
Porque controlar la narrativa es controlar el poder. Cuando algo desafía la versión oficial del mundo —cuando aparece evidencia de tecnología o estructuras cerca del Sol— los que mandan hacen tres cosas:
1. Apagan equipos: retirando la capacidad de documentación independiente.
2. Clasifican información: archivando datos bajo capas legales que impiden acceso público.
3. Desacreditan testigos: difamando a aficionados, presentándolos como alarmistas o “sensacionalistas”.
No es protección: es contención. Nos arrebatan la posibilidad de saber.
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PARA QUIÉN TRABAJA ESA CENSURA
No lo hacen por nuestro bien. Lo hacen por:
Corporaciones que controlan infraestructura energética y militar (una catástrofe solar cambia todo el tablero).
Aparatos de estado que prefieren el miedo controlado antes que la verdad que desordena sus privilegios.
Entidades que manejan secretos tecnológicos y geoestratégicos: si el conocimiento público hiciera obsoletos instrumentos, contratos y presupuestos, mejor esconderlo.
En resumen: trabajan para los que se benefician de que la población permanezca ignorante y dependiente.
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TÉCNICAS DE OCULTACIÓN QUE YA CONOCES
Borrado de contenidos: videos que suben millones de vistas y desaparecen misteriosamente.
Desvío mediático: un titular escandaloso y sucio que aumenta el ruido y hace que la historia real se pierda entre memes.
Explicaciones oficiales convenientes: la “versión final” que todo noticiero repite hasta que nadie pregunta más.
Intimidación legal: órdenes de silencio, clausura administrativa, amenazas veladas a investigadores independientes.
¿Y QUÉ HACEMOS NOSOTROS?
No esperar, no callar. Difundir, comparar y exigir. Si tienes fotos o RAW, no las borres: sube copias en varias plataformas, guarda metadatos, comparte enlaces en foros independientes. Pide a otros aficionados sus registros del mismo día y hora. Compara con archivos públicos de SDO/ SOHO/ AIA: si esos telescopios no muestran lo mismo, eso no significa que no exista; significa que la vigilancia oficial puede estar decidiendo qué publicar y qué no.
LLAMADO A LA INDIGNACIÓN
Esto no es una historia bonita para comentar y olvidar. Nos están robando la verdad con explicaciones baratas y con la maquinaria de la información a su favor. Nos tratan como tontos: nos alimentan con versiones que encajan en su plan y nos esconden lo que podría cambiarlo todo. Que te indigne. Que te enfurezca. Porque la primera reacción ante la manipulación debe ser rabia, y la segunda, organización.
El Sol dejó de ser una simple bola de fuego el día que cientos de imágenes mostraron estructuras a su alrededor. El día que un observatorio fue sellado por agentes federales debería ser un escándalo nacional, no una anécdota de tabloide. Si quieres creer la versión oficial, hazlo. Pero no pretendas que el silencio y la eliminación masiva de pruebas no significa nada. Significa muchísimo: significa que a alguien le importa más controlar el relato que dejar que la humanidad sepa.
No te lo tragues. Copia, comparte, exige. Ellos apagan cámaras; nosotros podemos encender millones de ojos.
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