El día que el FBI cerró 6 observatorios astronómicos y oculto evidencia extraterrestre en el Sol.

El 6 de septiembre de 2018, el FBI no allanó un cartel de drogas ni un centro de espionaje. Allanó un observatorio solar. Y lo hizo de la manera más turbia: desalojando a los científicos, silenciando testigos, sellando instalaciones y dando una explicación tan absurda que ofende la inteligencia de cualquiera.

Nos dijeron que fue “por seguridad”. Nos dieron excusas baratas de delitos informáticos. Pero lo que realmente hicieron fue cortar la vista directa hacia el Sol en el momento exacto en que astrónomos —profesionales y aficionados— reportaban la presencia de objetos colosales, sólidos, artificiales moviéndose cerca de nuestra estrella.

El FBI no actúa solo. Nunca lo hace. Esta agencia no trabaja para ti ni para mí. Trabaja para mantener el poder de aquellos que deciden qué puede y qué no puede saber la humanidad. Es un guardián del secretismo, un perro guardián de agendas que jamás pasan por el voto popular. Su función no es protegernos: es proteger la narrativa oficial.

Pregúntate: ¿qué gana una agencia de inteligencia cerrando un observatorio científico? Gana control. Gana tiempo para manipular, para borrar datos, para intimidar a quienes vieron demasiado. Y sobre todo, gana algo más valioso: tu ignorancia. Porque mientras ellos filtran la verdad en cuartos oscuros, tú vives creyendo que el Sol es solo una bola de plasma y nada más.

Fotos captadas por una aficionada a la astronomía en esas fechas:

https://www.facebook.com/share/v/17WdyF4axw/

Lo siniestro no es que haya objetos cerca del Sol. Lo siniestro es que cuando alguien los muestra, el Estado despliega a sus hombres de negro para callar bocas. Lo siniestro es que se burlan de nosotros con historias ridículas, sabiendo que la mayoría repetirá lo que dicen los noticieros. Lo siniestro es que nos tratan como ganado, incapaces de soportar la verdad.

¿Para quién trabaja el FBI?

Para los que tienen miedo de perder el monopolio del conocimiento.

Para quienes no quieren que la humanidad despierte.

Para aquellos que entienden que si supiéramos la magnitud de lo que acecha o vigila desde el Sol, nunca volveríamos a creer en sus gobiernos ni en sus religiones.

Ellos no te protegen. Ellos te roban la verdad. Y lo hacen en tu cara, con tus impuestos, mientras sonríen en conferencias de prensa.