El extra帽o cirujano de Brazil. Z茅 Arig贸

El extra帽o cirujano de Brazil. Z茅 Arig贸


Despu茅s de muchos d铆as sin apenas tiempo para escribir, les traigo una historia para pensar, un aut茅ntico enigma que, a la muerte de su protagonista en 1971, qued贸 sin resolver. Y que conste que, aunque no creo en curanderos ni sanadores, este caso siempre me ha impresionado. Se trata del cirujano ps铆quico Jos茅 Pedro de Freitas, m谩s conocido como Z茅 Arig贸.´



Un humilde brasile帽o, sin de estudios y la formaci贸n precisa, era capaz de atender en su casa a unas trescientas personas en un d铆a (suponiendo una largu铆sima jornada de 16 horas, dedicaba unos tres minutos por paciente). Seg煤n contaba, cuando entraba en trance, un tal doctor Adolf Fritz, qu e ejerci贸 la medicina durante la Segunda Guerra Mundial, utilizaba su cuerpo para realizar las sanaciones. Pero lo m谩s incre铆ble eran sus t茅cnicas y su "instrumental", compuesto de navajas, cuchillos y cualquier objeto capaz de realizar una incisi贸n y que ten铆an un aspecto m谩s bien poco as茅ptico, por no decir sucio. Y nunca produjo una infecci贸n. Ninguno de sus pacientes pareci贸 sufrir dolor, a pesar de que nunca utilizaba anestesia y realizaba la ciruj铆a de manera r谩pida y brusca. Este es el testimonio de uno de los innumerables testigos de la singular praxis de Z茅 Arig贸:

En una ocasi贸n sali贸 de la sala  r谩pido, y con gran violencia introdujo una navaja por la vagina de una paciente. Acto seguido realiz贸 violentos movimientos que asustaron a los presentes. A pesar de no utilizar anestesia, la mujer no parec铆a sentir dolor. Segundos despu茅s extrajo una bola desagradable del tama帽o de un pomelo, un tumor. Lo solt贸 en el fregadero y se sent贸. Y comenz贸 a llorar

Sus detractores lo acusaron de intrusismo profesional, acarre谩ndole una sentencia de c谩rcel. Pero su fama entre los ciudadanos era tal, que el presidente de Brasil le indult贸 (algunos afirman que en realidad el presidente le devolvi贸 el favor por haber curado a su hija).

Arig贸 continu贸 ejerciendo en su peque帽a consulta, lo que le supuso nuevos ataques por parte de la medicina "oficial", que consigui贸 definitivamente encerrarlo en prisi贸n durante 18 meses, en los que se ocup贸 de curar a cuantos presos acud铆an a su celda. Cuando fue puesto en libertad, sigui贸 curando gente sin cesar durante los seis a帽os que transcurrieron hasta su propia muerte en 1971 a causa de un accidente de tr谩fico.

Como es natural, muchos tacharon al "cirujano" de farsante, de saber muy bien donde cortaba por tener libros de medicina en su casa, de no haber curado nunca a nadie, de ser un h谩bil ilusionista, etc. Nunca sabremos la verdad, aunque el gran n煤mero de testigos y pacientes y su duradera fama parecen darle credibilidad.
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